Álvaro Muñoz Robledano: La noche en que me deshice de todas las fotografías

 

abre el ángel sus alas y rasga el sello comienza la 

mañana sin luz ni sal en los rostros el recuerdo 

debidamente etiquetado y el librito que amarga en la 

boca por aprendizaje la mentira hecha de agua

el verso de aluminio

las monedas que ruedan

hasta la alcantarilla

 

***

 

los olores nada más que palabras sirgas tensas pero 

sujetas a nada percibir tan solo su vestido en el aire 

hasta

1. f. Mar. Maroma que sirve para tirar las redes, para 

llevar las embarcaciones desde tierra, principalmente en 

la navegación fluvial, y para otros usos despertar en el 

diccionario en la cama deshecha

tan solo su vestido

 

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por la ropa viva todavía ceñida correctamente al 

cuerpo se puede saber que el hombre más joven que 

quienes lo escuchan acaba de unirse a la cofradía del 

pretérito

los soldados desdibujados al fondo niebla o cordita la 

cuerda de condenados de espaldas al pelotón y sobre los 

compañeros caídos en la anterior descarga unos frailes 

vendan los ojos con trapos blancos aunque muchos los 

rechazan hay quien reza quien llora quien se despide y 

quien mira el mar sin augurios incluso uno de ellos 

enfrenta sus ojos a los del espectador

sentí que me suplicaba que me uniera a él para no morir 

solo y al castigo que imaginaba merecer se le unía la 

agonía atroz que sufriría hasta que aquel llegara sentir en 

todo el cuerpo como el momento se acercaba sin que 

súplicas ni lloros lo evitasen como la cobardía me 

desmadejaba y añadía un pecado más a la condena así 

pasaba la tarde un niño de diez años que había visto una 

reproducción de un cuadro en su libro de lecturas escolares  

recuerdos que se quiebran ante otros recuerdos 

…cuerdas que vibran en el espacio… en diferentes 

frecuencias y, en función de en cual lo haga, se podrá 

identificar la cuerda con una u otra partícula sin 

llegar a saber cuáles son los deformes

 

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NOTA BIOGRÁFICA

 

 

Álvaro Muñoz Robledano (Madrid, 1965).

Vendí libros durante treinta años. Alguna vez me atreví a corregirlos e, incluso, a traducirlos. De la costumbre de escribir poemas quedan las siguientes pruebas, que la acusación no dudará en utilizar: Fotografía junto al pecio, Hoteles, Cuartel de invierno, Salvoconductos, Cuaderno de falsos viajes, Clus, No en el patio trasero de la casa que ni siquiera tengo y El experimento de la doble rendija

Prologué y anoté los Ensayos de Montaigne. En el mismo volumen se incluyó mi traducción de los sonetos de Etiènne de la Boétie. Con el pintor Pedro Díaz del Castillo llevé a cabo tres proyectos para la red: Notas para un tratado de botánica de la oscuridad, Nostalgia del horizonte y Cabotaje. En esta última también participó el maestro Antonio Polo.

Formo parte del consejo de redacción de la revista de creación Ariadna-rc.com. A pesar de ello, la revista lleva más de veinte años en la red.

¿Aún escribo? No me corresponde decirlo, ni me corresponderá.

 

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