Josefina Bianchi: Enredadera rusa

 

Пятна́дцать[1]

 

Los barcos desaceleran para frenar

se hunden de a poco; los aviones flotan, caen.

La cima de la montaña es sólo cima,

el agua es superficie y el paisaje, difuso.

Las vistas panorámicas son panorámicas

porque todo se empequeñece.

 

Pensaba en estas cosas mientras esperaba

en el hospital, el vacío no es propiedad

de nadie y solo puede crecer

 

esperé tanto que las sillas de metal

me eran conocidas, las puertas vaivén

que separan la lentitud de la guardia

del concepto formal de urgencia

decían algo. Esto es algo que solo puedo

entender yo. Es casi un sueño

 

y todos los caminos para llegar a casa

venden cosas brillantes, inútiles y baratas

las sillas de metal en la sala de espera

decían todo puede florecer

y ni siquiera tengo hijos

solo paciencia o inercia, en esta sala

 

¿cuáles son las herramientas del jardinero?

 

preguntale a cualquiera

un corazón es solo tierra y el cuerpo

esperé tanto que por alguna razón

mi respiración se volvió parte

de las sillas de metal, del aire que corre

entre las puertas que dividen

lo urgente de lo importante, que dividen

el silencio de los barcos que se hunden de a poco

y de los aviones que a lo lejos están cayendo.

 



[1] Quince

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 NOTA BIOGRÁFICA

 

Josefina Bianchi nació en Buenos Aires en abril de 1989. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires y trabaja como editora y traductora.  Codirige la editorial Cúmulus nimbus y coordina también talleres de lectura y escritura. En 2019 publicó el libro Enredadera rusa en el sello Caleta Olivia (Argentina).

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 Disponible: 9,36 euros    
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